Conozca Buenos Aires surgió como una inquietud y deseo de mostrar y hacer conocer esta hermosa ciudad, de la cual nos sentimos orgullosos.
Los barrios, su arquitectura, sus espacios verdes, el arte, la Historia, nuestras costumbres, hacen que todo aquel que la visite sienta deseos de volver y nosotros consideramos que debemos ser partícipes para que eso suceda.
Sin embargo, a veces, las preocupaciones de muchas personas que transitan sus calles, hacen que miren sin ver. No nos damos tiempo para detenernos a observar cúpulas, edificios, ingresar a un museo, respirar el aire de sus bellos parques o simplemente sentarnos a observar, desde la mesa de un café, las costumbres de los porteños y de quienes nos visitan.
Esta nota tiene la finalidad de despertar ese interés que muchas veces se encuentra adormecido; por ello queremos contarles una experiencia vivida, que nos dejó un ejemplo a seguir y deseamos que sea un incentivo para quienes la lean:
El lunes 16 y el viernes 20 de agosto de 2004 hemos tenido el placer de realizar dos visitas guiadas y una charla para un grupo de 62 ciegos,
(sí, leyó bien, CIEGOS) de varios países de Latinoamérica, Europa y de nuestro país, que se conocían por Internet.
Sus ganas de vivir y honrar la vida, a pesar de la dificultad que enfrentan, hizo que se concretara el deseo de conocerse personalmente y el punto de encuentro fue nuestra ciudad, donde realizaron distintas actividades.
Fuimos a buscarlos al hotel donde estaban alojados para realizar un city tour. El día estaba lluvioso, pero nada empañó sus ganas de disfrutar el paseo, ni el buen humor y el afecto con que nos recibieron.
El día viernes, luego de darles una charla informativa sobre la historia del barrio de Recoleta, realizamos la visita de la Iglesia del Pilar y Cementerio, donde pudieron estar en contacto con las bellísimas esculturas, descubriendo a través del tacto formas y texturas que les permitieron percibir detalles que les fueron descriptos, como así también, leer las placas conmemorativas que por sus letras en relieve, resultan aptas para personas con estas características. Estuvieron además en contacto con la naturaleza de las bellas plazas, sorprendiéndose por las dimensiones del gomero histórico que se encuentra en la vereda de la confitería "La Biela" y finalmente, terminaron la visita almorzando en una parrila de la zona, donde disfrutaron y alabaron las carnes argentinas.
Este grupo heterogéneo de gente maravillosa, cuyas edades van de los 13 años a más de 60, nos regalaron la experiencia de vida más bella que hayamos vivido. Fuimos escuchados con respeto, se mostraron interesados por todo lo que ofrece la ciudad, cantaron con nosotros, gritaron los goles en el simulador del Museo de la Pasión Boquense (a quien agradecemos la atención de habernos invitado) y nos agradecieron lo que desde nuestro humilde lugar les hemos brindado.
Somos nosotros los agradecidos, por habernos enseñado que la vida es todo lo maravillosa que uno quiere que sea, que no hay que dejarse vencer ante el primer obstáculo, porque con ganas, todo se puede.
Finalmente, deseando que esta nota aliente a quienes piensen que están limitados para realizar estas actividades, nos despedimos con una frase del libro "El principito" de Antoine de Saint Exupéry: "Lo esencial es invisible a los ojos" (Cuanta verdad... a veces se puede ver con el corazón)
Texto: Susana Espósito - Fotos: Luis Leoz
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